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A las 5’30 de una mañana del 12 de abril, hace exactamente 50 años, Yuri Akejséyevich Gagarin y su sustituto, Gherman Stepanovich Titov, se levantaron y desayunaron. Hasta ahí hubiera sido una mañana normal para muchas personas, pero lo que les diferencia del resto del mundo es que después de eso, se pusieron los trajes espaciales y fueron trasladados a la plataforma de lanzamiento, en el Cosmódromo de Baikonur. Yuri Gagarin estaba destinado a convertirse en toda una leyenda.

Estamos en 1961, en plena Carrera Espacial. Los rusos ya habían dado los primeros golpes a los estadounidenses, con los lanzamientos del Sputnik-1, el primer aparato hecho por humanos que abandonó la órbita baja de la Tierra, y el Sputnik-2, que pusieron en órbita al primer ser vivo domesticado, la perra Laika. Pero el golpe más duro fue el de la Vostok-1, la cual puso al primer hombre de la Tierra en el espacio. Ese hombre fue Yuri Gagarin.

Al despegar, soltó el famoso grito de POYEKHALI (algo parecido a “Let’s Go” o “Vámonos”), y la misión consistió en una órbita a la Tierra a la altura de 315 km que duró 89 minutos, aunque la duración total de la misión fue de 108 minutos, desde el lanzamiento hasta el aterrizaje. La nave, la Vostok-1, fue el primer cohete del Programa Vostok, e incluía el soporte vital, radio y televisión para monitorizar las condiciones del cosmonauta. Gagarin no tenía el control de la nave, todo era automático, ya que no se sabía nada sobre lo que harían las condiciones del espacio sobre el cuerpo humano. De todas formas, Yuri tenía en un sobre de papel los códigos para poder desactivar el piloto automático y controlar él mismo los mandos, por si se torcía la misión.

Se recuerda su famosa frase, estando en órbita: “Pobladores del mundo, salvaguardemos ésta belleza, no la destruyamos”. Desde la Tierra, pensando que no podría llegar vivo al suelo, se le ascendió de Segundo Teniente a Mayor. Y por poco no puede disfrutar de su nuevo rango, ya que a la hora de la reentrada, hubo un error con el motor de eyección y la cápsula se puso a dar vueltas. A punto de perder la consciencia, la  capsula se soltó y Yuri pudo descender con paracaídas hasta el suelo, hecho que la URRS ha negado muchas veces, por miedo a que el vuelo no fuera reconocido por las entidades internacionales, ya que el piloto no acompañó a su nave hasta el suelo.

El hecho curioso fue que aterrizó en una granja, donde los granjeros, totalmente atónitos al ver caer el hombre enfundado en el traje espacial desde el cielo, le preguntaron a ver si venía del espacio exterior. Su respuesta no tiene desperdicio: “Ciertamente sí, pero no se alarmen, soy soviético.”

Éste fue el primer paso del hombre a la mayor aventura que ha llevado a cabo en su historia, en la cual estamos todavía inmersos, ya que como se sabe, la Tierra tiene un fin, aunque no próximo, pero si queremos que la raza humana sobreviva, tendremos que aprender a cuidar más el planeta en el que estamos, pero también tendremos que empezar a colonizar el inmenso espacio exterior que nos rodea. A ver quién es el próximo “Gagarin” de la exploración espacial.

One Comment

    • underwaterbat

    • 13 años ago

    wow! gracias por recordar! qué guay que este hecho lo sabemos y acordamos no solo en rusia :-)))))
    de hecho cada año el 12 de abril se celebra el día de austronáutica en rusia 🙂